Siendo este un blog de entrevistas y usted un destacado entrevistador creo
que la primera pregunta es obligada. ¿Cuál nos diría que es el secreto para
hacer una buena entrevista?
Tener en cuenta al otro, escucharle, atender a lo que dice y preguntarle en
consonancia con lo que se vaya diciendo. Respeto por el otro, eso es
fundamental.
Seguro que se ha encontrado con muchas personas a las que tuviera que
entrevistar y ellos no estaban por la labor. ¿Cómo se consigue entrevistarles?
¿Qué entrevistas destacaría dentro de su larga
trayectoria?
Me pasó con Francis Bacon; no quería la entrevista, después de acordada;
finalmente él sacó su Ventolín, porque tenía un ataque de asma, y yo saqué el
mío, pues que son asmático. Se hizo la entrevista; funcionó la mafia de los
asmáticos. Y fue una buena entrevista, muy difícil, pero satisfactoria. La otra
entrevista que parecía difícil y que salió estupendamente, desde mi punto de
vista, fue la de Ingmar Bergman. Recuerdo con mucho cariño las que les hice a
Delibes, Vargas Llosa, Saramago y Onetti.
Las destituciones de los directivos de los
principales periódicos han sido noticia este año. ¿Cuál es su opinión acerca de
este tema? ¿Podríamos definirlo como censura? ¿Llegó a temer por su puesto?
Los periodistas son elegidos para puestos
directivos; los que los nombran los pueden sustituir, no veo en ello conflicto
alguno. La censura es algo mucho más sutil y tiene que ver con el deseo de que
alguien no sepa algo que importa mediante la manipulación. No sucede sólo en
periodismo, sucede en la vida, y no tiene que ver, me parece, con esos casos
que tú expones, que son consecuencia de la vida de los periódicos. En cuanto a
mi puesto, no, no he temido por ello. En realidad, lo que yo quisiera ser es
eternamente un redactor. Pero eternamente no puedo ser nada, así que un día
seré pasado, alguien que fue redactor de El País, y a mucha honra.
Como universitario de la carrera de
periodismo que soy me voy a permitir contarle que hay muchas bromas en la
universidad sobre el paro que tiene nuestra profesión. ¿Por qué cree que la
profesión de periodista se ha visto especialmente afectada por la crisis
económica? ¿Qué aconsejaría a todos los universitarios y periodistas en paro?
Porque la crisis es económica: las
empresas no pueden pagar publicidad, y la publicidad es nuestro sustento.
Además, es evidente que esta crisis ha tenido encima otra, la que ha propiciado
Internet; la gente ve el periódico (no sé si lo lee) en Internet, y procura no
pagar por ello. Pues ya está: se acabaron las fuentes de financiación de los
periódicos porque ni los lectores pagan. En cuanto a consejos, creo que lo que
deben hacer los que ahora no tienen trabajo es estudiar para cuando lo tengan.
Lo van a necesitar, y pronto, ojalá.
En una entrevista de hace tiempo dijo que
no tuiteaba, que se había hecho un perfil de facebook para un reportaje pero
consideraba que las redes sociales quitaban mucho tiempo. Sin embargo, ahora
tiene una cuenta activa de twitter con un elevado número de seguidores. ¿Qué ha
cambiado?
La necesidad de estar cerca de la gente
que quiere estar cerca. Desconfío, de todos modos, de la utilidad de algunos
intercambios; pero ahí estoy; gracias a eso, por ejemplo, te conozco a ti. Ya
es una utilidad, ¿no te parece?
Desde luego. ¿Cuál diría que es la cara amable y la
cara desagradable de vivir del periodismo?
La cara amable es lo que decía García Márquez: no conozco oficio más bello.
La cara desagradable es la de los periodistas que creen que se puede decir
cualquier cosa sin haberlo contrastado. También me molesta que los periodistas
griten como si fueran aficionados en un graderío, y como si tuvieran razón en
lugar de tener información.
Nacho Cardero, director del diario digital El Confidencial dijo en una
conferencia de la Universidad de Valladolid que el periodismo digital acabaría
desembocando en una nueva época dorada del periodismo. ¿Está de acuerdo con
esta afirmación? ¿Cómo cree que será el
futuro del periodismo?
El futuro del periodismo será lo que queramos que sea si lo hacemos bien.
No creo en edades doradas; creo en la información, en el esfuerzo y en el
contraste. No creo, por ejemplo, en las confidencias sin contraste; eso es
rumor. No creo en el rumor. Y creo en la cultura como sustento de cualquier
información. Si uno no sabe, o no procura saber, lo que publique será seco como
esparto. Creo en la poesía, por cierto, como elemento de aprendizaje del
periodismo.
Eso es todo, muchas gracias por contestarnos.
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