Nos imagináis
lo que es para nosotros que Jordi Sierra i Fabra, escritor de larga
carrera profesional con unas 400 obras publicadas, con números
premios a sus espaldas por sus obras, director o fundador de muchas
revistas españolas de renombre y creador del concurso de literatura
para adolescentes más conocido de España nos conteste a unas
preguntas, así que queremos darle nuestra más sencilla muestra de
gratitud, dicho esto empecemos con la entrevista.
Una pregunta
muy repetida en este caso es hablar sobre los orígenes. Usted fue un
escritor muy precoz, publicando por primera vez a los ocho años. En
los años cincuenta, la vida seguía siendo difícil para cualquier
español. ¿Cómo fue la vida del niño y adolescente Jordi Sierra?
Respuesta —
Cuidado, esto es un error. Yo escribí mi primera novelita (3
páginas) a los 8 años. De los 9 a los 12 hice varios libros de unas
100 páginas, a mano, lo cual de hecho sería muy poco pasado a
máquina u ordenador. A los 12, casi 13, me enfrenté al reto de
hacer una novela “gorda”, y ahí me lancé con “La memorias de
un perro”, cuyo original de 500 páginas se exhibe en el museo de
la Fundació Jordi Sierra i Fabra. Un vez convencido de que yo sería
escritor pese a que todo el mundo se metía conmigo y me limitaba a
causa de mi tartamudez, hice prácticamente un libro al año desde
los 16 a los 22, que fue cuando dejé de trabajar y de estudiar para
dirigir una revista de rock. De los 22 a los 25 me ocupó el trabajo,
viajar, pero por fin, a los 15 (1972) publiqué mi primer libro,
“Historia de la Música Pop”. La primera novela no llegó hasta
los 28 años (1975), así que no fui tan precoz, aunque hoy me doy
cuenta de que era un crío. Publicar tan joven fue un milagro, sobre
todo por el momento.
Dicho esto, te
diré que la vida del niño y el adolescente Jordi fue bastante
infernal. La tartamudez, lo mal estudiante que era, la insistencia de
mi padre en que fuera matemático (¡!!)… Veamos, en la España
franquista de aquellos días, los que éramos diferentes estábamos
marcados. Los que intentábamos pensar por nosotros mismos o íbamos
contracorriente, sufríamos humillaciones incluso por parte de los
maestros, que nos querían a todos bobos y con pensamiento único.
Soy catalán, no podía hablar mi lengua ni escribirla (por eso
escribo más en castellano). Hay mucho que contar y para eso escribí
mis Memorias en 2012. ¿Por qué tengo una Fundación a cada lado del
Atlántico? Pues porque sé lo que es tener un sueño y que nadie
crea en ti. Esto, a los 15 años, es durísimo. Cuando publiqué,
vendí, me convertí en lo que soy, me juré no dar nunca la espalda
a ningún chico o chica con mi mismo sueño, y de ahí nacieron las
Fundaciones, el premio literario JSiF para menores de 18 años, la
revista literaria on line www.lapaginaescrita.com
y todo lo demás. En un mundo tan egoísta, corrupto y vil como el
nuestro, si los que podemos hacer algo, por poco que sea, no lo
hacemos, merecemos el mismo desprecio que todos los que nos han
llevado a esta crisis. Hemos retrocedido 30 años en la historia, así
que este siglo seguiremos siendo un país inculto, sin valores,
convertido en la finca de unos pocos que nos mangonean. Yo creo en la
cultura. Es lo único que vale. Medellín era en los años 90 la
ciudad más violenta del mundo. Al empezar este siglo un alcalde
destinó el 60% del presupuesto municipal de cada año a la cultura,
crear bibliotecas, hacer infraestructuras, potenciar lecturas… Hoy
Medellín no está ni entre las 20 o 30 primeras en ese ranking. Eso
es un ejemplo. Y mi Fundación está allá contribuyendo a eso. En
España todo es distinto. Mi Fundación sigo financiándola yo, y con
la piratería, la socialización de los libros y demás gaitas…
Es usted uno de
los mayores autores españoles y un ejemplo para muchos por su larga
carrera literaria. Pero, ¿Quién fue su ejemplo? ¿Cuáles son sus
influencias literarias?
Respuesta —
Me encantaría decir que fueron Faulkner, Dostoievski, Hemingway,
Stendhal o Chejov, pero no. Mentiría. De niño no tenía biblioteca
ni en mi barrio ni en mi escuela, y en casa éramos pobres, no tenía
ni televisión. Pese a todo, leía un libro al día. ¿Cómo? Los
vecino me daban pan eco y diarios del día anterior, iba a un
trapero, me daba 50 céntimos y lo que sí había era una librería
de libros de segunda mano. Yo los alquilaba, y claro, con 50 céntimos
al día sólo me daba para novelas cutres y horteras (como yo).
Novelas de gangsters, ciencia ficción, del oeste… Esos fueron mis
maestros. No llegué a Salgari o Verne hasta los 14 o 15 años, y a
los clásicos hasta los 17 o 18. Leía lo que pillaba, convulso, y
supongo que por eso escribo también de todos los temas, de todos los
géneros y en todos los registros. Me fijaba mucho en cómo lo hacían
los demás. Edgar Rice Burroughs (creador de Tarzán) me enseñó lo
que es el ritmo. Norton Foote me enseñó la importancia de hacer
capítulo cortos para sintetizar la escena. Hemingway los diálogos,
y así otros. También leía muchos comics, Flash Gordon, Rip Kirby,
El Capitán Trueno… Lo que sí hubo fue dos libros que me marcaron,
“El filo de la navaja”, de William Somerset Maughan (quise ser
como el prota, una buena persona), y “El manantial”, de Ayn Rand
(que definió mi personalidad como autor irreductible, capaz de no
editar un libro antes de cambiar una coma).
Al saber que
comenzaste a escribir muy pronto se puede suponer el porqué del
concurso Jordi Sierra i Fabra, donde chicos y chicas adolescentes
españoles y de Iberoamérica escriben novelas para un jurado, siendo
la ganadora publicada por SM y premiada por 2.000 euros que aportas
tú. En 2014 llegamos por la novena edición y se ha convertido en un
premio básico en el panorama literario español. ¿Cuáles cree que
son las claves del éxito de este concurso para que haya tenido tanta
influencia en los jóvenes?
Respuesta —
Durante años de visitar escuelas, me encontraba siempre con chicos y
chicas que me decían exactamente lo mismo: “Quiero escribir y mi
padre me dice que eso no da para comer, que estoy loco”, “Quiero
escribir pero vivo en un pueblo, si viviera en Barcelona o Madrid o
fuera americana”, “Quiero escribir pero me siento inseguro”…
Pensando en todas esas estrellas vacilantes me di cuenta de que hacía
falta un premio literario para ellos, para ponerles a escribir, para
que vieran que sí hay alguien que les escucha. Pero para tener un
premio antes necesitaba un marco, algo que lo amparara, y así nació
la Fundació JSiF. Este no es un concurso escolar, ni de relatos para
la Coca-Cola (con todos mis respetos), sino un concurso
“profesional”. Hay dinero de premio y se edita el libro. Pero lo
más importante, lo que les digo cada año a los concursantes, es que
no gana uno y pierden los demás. Gana uno y los demás compiten…
tras haberse probado a sí mismos que son capaces de escribir un
libro. ¡Esa es la cuestión! Uno no se da cuenta de la magia hasta
que completa su primera novela. ¡Y hay chicos y chicas que han
concursado tres y cuatro veces, con paciencia, aprendiendo, sabiendo
que esto es muuuy largo, y que no es jubilable, que escribir no es
algo que tenga que hacerse con prisas, como ser top model porque a
los 25 ya eres vieja. Escribir es un sueño laaaargo, y se aprende
siempre, con cada libro. Cada año más de 100 chicos y chicas se
pasan el verano enfrentados a sí mismos. Antes no pensaban en
escribir ya porque nadie les hacía caso, es así de simple. Además,
en todos los premios sólo se entera el que gana. En el mío hay
finalistas, Lista de Honor Oro y Plata, que son unos 30-40
concursantes. Les mando una carta a los más de 100, y a esos 30-40
primero además el informe del jurado y les llamo por teléfono uno a
uno, personalmente, para darles ánimos. Nadie hace eso. Y no estoy
loco. Sé que lo agradecen.
El realismo es
un rasgo frecuente en sus obras. ¿Hay experiencia personal en sus
escrituras?
Realismo — A
veces me fastidian las etiquetas. Yo he escrito de todo, desde
siempre. Hacía fantasía hace más de 30 años, y libros de 300
páginas que nadie quería editar por gordos. Hice mi primera
trilogía en 1982. Ahora todo el mundo hace trilogías o sagas, o me
llaman “realista” porque algunos de mis libros más vendidos son
realistas. Desde que hice “Noche de viernes” en 1993 y abrí ese
camino, ha llovido mucho. Lo que sucede es que viajo mucho, sin
parar, y durante 20 años me patee lugares muy lejanos, y vi cosas, y
las sufrí, y si eres escritor quieres contarlo, así de fácil y así
de simple. Intento no poner nada de mi vida en mis novelas, pero
aquello que me marca es lógico que salga. El escritor interpreta el
mundo y lo ofrece a la gente que no sabe que ese mundo existe.
Aunque sea un
escritor de todos los ámbitos, un numeroso número de sus libros son
para literatura infantil, siendo sus libros de los más leídos en
las escuelas. ¿Cuál es el secreto para enganchar a la población
infantil?
Respuesta —
Todo el mundo me pregunta por mis secretos, y no los tengo. Sólo soy
un novelista, un contador de historias. Trato de ser sincero,
honesto, contar buenos argumentos con mi propio lenguaje, no creerme
dios, no tratar de vender motos, no engañar a nadie, no ser
dogmático, no dar moralinas (si alguien cree que algún libro mío
está hecho “para educar”, se equivoca. JAMÁS lo he hecho). Y
creo que a la larga, niños y jóvenes lo saben y lo captan. Uno no
vende 10 millones de libros en España por ser guapo. No salgo en la
tele ni me hacen grandes campañas de promoción de mis novelas.
Gustan y punto. Y eso lleva siendo así desde hace 40 años. Hace un
tiempo escribí “La página escrita” (Ediciones SM), que es mi
método. Ahí cuento todos mis trucos y posibles secretos. Desde que
salió, mucha, mucha gente, me lo ha agradecido. Es un referente. Y
repito, es MI método, sólo el mío, pero a la gente le interesa
saber cómo se lo hace un tipo que ha escrito tanto.
El lector. ¿Se
nace o se hace?
Respuesta —
Nace. Pero también se hace. ¿Sabes la de gente que me ha dicho en
estos años: “Yo no leía nada, lo odiaba, hasta que un día me
hicieron leer este libro tuyo y desde entonces…”. Cada cual ha de
encontrar SU libro, que es la llave a un futuro mejor, más lucido,
culto, maravilloso y único. Lo que sientes al leer es liberador. Lo
malo es la de gente que no lo intenta, no lo prueba, no lo encuentra
y se pierde. Irremisiblemente.
Ya de adulto,
entró en el mundo de la crítica musical, dónde dirigió y fundó
muchas revistas, como Popular
1 o la célebre Super Pop, en 1977. ¿Cómo consiguió entrar en esta
profesión? ¿Cree que es más difícil entrar en el mundo
profesional artístico ahora que en su época?
Respuesta
— Me metí en la música para ser famoso y poder publicar libros,
así de tonto. Veamos, yo escribía muy bien a los 17 y 18 años, y
encima tenía una memoria alucinante para la música, y buen gusto, y
oído. De niño oía óperas por radio, y desde lo 16 años, cuando
aparecen los Beatles, yo enloquezco con ella. De los 16 a los 22
trabajé en una empresa de construcción y estudié de noche. Pero a
base de perseverancia (si escribía bien y sabía de música, ¿por
qué no escribir de música?) conseguí meterme en El Gran Musical de
Madrid (dos años mandándoles cartas), luego cree un Club de Fans en
Radio Barcelona… Fundamos la revista El Gran Musical en 1969 y al
cabo de un año vino Disco Expres, la mejor publicación semanal, y
me hicieron director en Barcelona. Dejé de trabajar y de estudiar,
empecé a viajar con los grandes del rock, los entrevistaba, iba a
sus conciertos. Magia pura. Co-fundé Popular 1, Extra, Top Magazine,
y finalmente, cuando ya lo había dejado todo para dedicarme a
escribir novelas, Súper Pop, en 1977, destinada a fans y por una
apuesta con mi mejor amigo: que no seríamos capaces de hacer una
revista que vendiera un millón de ejemplares. Lo logramos. A tu
pregunta no sé qué responder, no sé cómo está hoy en día el
tema, porque revistas de rock… Todo está en Internet, es
inmediato. No hay que esperar por nada. Uno incluso puede abrir su
propio blog y escribir de lo que sea. Ahora, vivir de eso, con un
sueldo, ni idea.
¿Sigue
influyéndole esa etapa de su vida en la actualidad?
Respuesta
— Sigo llevando un pin con una guitarra de plata en mi solapa, para
recordar mis orígenes, de dónde vengo. Tengo en mi casa 30.000
discos, aún escribo con música. Claro que influye, pero de otra
forma. Sin música no sabría vivir. Soy un rockero, lo seré
siempre. El primer escritor español que viene del rock. Ser rockero
es un sentimiento, es pura vitalidad, energía.
Ha
mantenido un ritmo de escritura frenético, con lo que ha conseguido
cientos de obras en su vida. ¿Cómo es capaz de mantener semejante
ritmo de escritura? En multitud de ocasiones ha afirmado no revisar
sus libros antes de publicarlos. ¿Cuál es el secreto entonces para
mantener en sus obras el binomio calidad-cantidad?
Respuesta
— Soy especial y diferente, y lo sé, ¿y qué pasa? Pero vivimos
en el país de la envidia y los “lo sé de buena tinta” y “me
han dicho que” y cargarse a todo el mundo por el motivo más
idiota. No hay nada peor que un incompetente que emplea la palabra
“imposible” ¡Anda ya! Todos los escritores dicen que hay que
repasar los libros. Yo los trabajo tanto antes, que escribirlos es lo
más fácil y no los toco, para que sean sinceros y auténticos.
Repasar y corregir sería enfriar. Todo el mundo dice que “quien
mucho abarca poco aprieta”. Todo el mundo dice que “si escribes
tanto no puedes ser bueno”. Tonterías. Gi-li-po-lle-ces-. De
entrada me importa un rábano lo de ser bueno o malo. Eso es
relativo, subjetivo. Que le pregunten a mis 10 millones de lectores
si les han gustado mis libros y por qué repiten. He ganado premios
en ciencia ficción, novela policiaca, realista, histórica… y a
ambos lados del Atlántico, en narrativa adulta, infantil y juvenil.
¿Eso no significa nada? Más de 100 libros míos han vendido casi
1600 ediciones. Sé que son cifras que abruman, pero yo no me propuse
batir ningún récord: sólo quería ser feliz escribiendo, que es lo
que hago. Ray Bradbury decía dos cosas que suscribo: 1) En la
rapidez está la verdad. Cuanto más rápido eres, más sincero es lo
que escribes. 2) Cantidad es igual a calidad, porque cuanto más
escribes, más sabes escribir. ¡Lo suscribo! Yo, que no tengo
estudios, me he hecho escritor a base de escribir, publicar,
equivocarme, insistir y passssar de lo que digan, a favor o en
contra. Cada artista es único, y sólo otro artista puede entender
su locura. Sobre lo de mantener el ritmo… ni yo lo entiendo. Todos
los días tengo ideas, la parabólica está en marcha 24 horas, me
en-can-ta lo que hago y cuanto más viejo soy y sé que me queda
menos tiempo, más me gusta. ¿Parar? Ya lo haré cuando me muera.
Mientras siga vivo y lúcido y esté sano, mantendré este ritmo. No
sé hacer otra cosa.
¿Por
qué siendo una figura consolidada en la literatura continúa
presentándose a concursos literarios, quizás más terreno para
promocionarse?
Respuesta
— Porque soy un crío, porque si no tengo un cromo lo quiero,
porque me va la marcha, porque soy Leo, competitivo y disfruto con el
morbo de lo premios. Jamás pienso en “promocionarme” (no lo
necesito), y sólo una vez fui a un premio por el dinero, el
Torrevieja. Gracias a esa pasta tengo el Centro Cultural en
Barcelona. Era la única forma de conseguirlo. Los demás, quiero
ganarlos para tenerlos, no por si me dan tanto. Tampoco quise batir
ningún récord, ni de libros publicados ni de premios, pero con
tantos años encima y sin bajar el pistón… al final es lógico que
las cosas se acumulen y se desborden.
¿Cómo
definiría Jordi Sierra i Fabra a Jordi Sierra i Fabra?
Respuesta
— Ni idea. Cada uno es tres personas: la que cree ser, la que creen
los demás, y la que es en realidad.
Con
419 obras publicadas hasta hoy, 36 premios literarios y más de cien
menciones y nominaciones en listas de honor, entre otros galardones.
¿Qué retos crees te quedan por cumplir?
Respuesta
— Todos. Sólo tengo 66 años, y no es coña. Sueños los he
cumplido todos, al menos los que me propuse y podía conseguir por mi
mismo. Otra cosa son los sueños que no dependen de ti, sino de los
demás. Hoy escribo mejor que a los 40, y espero que a los 80 me ría
de lo que hago ahora. Y si llego a los 100, quiero llegar lúcido y
morir escribiendo, no siendo una piltrafa humana. Ya sabéis mi
definición de escribir: “el orgasmo continuo”. Tíos, hago lo
que me gusta, todo el día, y me lo paso de fábula. ¿Qué más se
puede pedir?
Muchas
gracias de nuevo por las molestias.
Respuesta
— No es ninguna molestia. Cualquiera que me pida una entrevista o
venir a mi casa, sabe que lo hago con gusto. Muchos escritores con
preguntas repetidas acaban “cortando” y “pegando”· Yo jamás
lo he hecho ni lo haré. Cada persona merece el máximo respeto,
publique en una revista de un millón de ejemplares o en un fanzine.
Gracias a vosotros por pensar en mí habiendo tantos escritores
buenos.
DATO CURIOSO: Jordi Sierra i Fabra tiene sangre vallisoletana. Su abuelo fue un famoso médico en nuestra ciudad a comienzos del siglo XX. Esto fue un detalle, una cortesía para nuestros conocimientos, del escritor a nuestro blog.