Quiero que olvides todos tus problemas del día y te concentres palabra
a palabra en la situación que te quiero mostrar: Imagínate que te inventas un
personaje y le regalas una cuenta de Twitter, en la cual él, habla de los
problemas de actualidad de una forma irónica y dónde miles y miles de personas
le siguen. Una persona normal en la que entre sus seguidores se encuentran
famosos como Jordi Évole y entre sus detractores personas como Bisbal. Ahora
quiero que vuelvas y leas las impresiones del causante de estas emociones, si
señores, toca hablar con el creador de Gerardo Tecé.
¿Definirías a tu personaje como un reflejo de tu personalidad?
Sí. El personaje
soy yo. Pero a la vez es un personaje porque se mueve en un ámbito, las redes
sociales, en el que todos lo somos. No podemos mirarnos, ni tocarnos, ni
hacernos gestos, sólo somos nosotros porlo que escribimos. Entonces, en ese
sentido, sí somos diferentes en las redes a como lo somos en la vida real,
porque no tenemos todas las herramientas, aunque nuestros planteamientos e
ideas coincidan.
Muchos españoles están indignados ante la pésima situación política,
sin embargo siguiendo esta receta podemos ver que tampoco abundan cuentas como
la suya, con ese papel, de crítico humorístico. ¿Cuáles son los ingredientes
para cocinar un personaje a lo Gerardo Tecé?
Pues no tengo yo
una receta ni nada parecido. La realidad y la situación del país es tan
estrambótica que hace muy necesario hacer crítica sobre ella y a la vez hace
muy sencillo hacer humor en torno a ella. Así que la receta es coger a un
montón de caraduras, dejarlos que ocupen el poder durante años y esperar a que
cuezan.
¿La decisión de buscarse la imagen de un personaje, como he visto
citar a ústed, “Gordo, calvo y feo” fue una búsqueda para pinchar la
estereotipa realidad de los lectores?
Pues como soy yo
el que escribe no estoy muy seguro de qué efecto tendrá la imagen del avatar en
el que lee, ni siquiera sé si tendrá alguno. Pero cuando lo elegí no había
intención premeditada. El de la foto es el actor Brian Baumgartner (acabo de
buscar su nombre en Google, no te creas), aunque para mí es Kevin, de la serie The
Office. Lo elegí por entrañable.
Siguiendo con este tema, llama la atención de cómo sus detractores
buscan descalificarle a través de esta imagen como si ústed fuera el personaje.
¿Nos cuesta tanto a los twitteros diferenciar la realidad de la ficción?
Yo no tengo
detractores, eso es algo que gastan los políticos, los futbolistas o Alex Ubago.
Pero sí es verdad que de vez en cuando salta algún espontáneo que no está de
acuerdo con tal opinión y me lo argumenta llamándome gordo o calvo. A mí me
parece una buena manera de argumentar, me parece correcto. Y ahora que lo
pienso, me está haciendo ilusión imaginar que hay mucha gente con la que me
llevo bien en twitter con la que nunca he hablado del avatar. Si piensan que
realmente soy el de la foto, me tienen que querer un montón, entiendo que se
lleven tan bien conmigo, porque Kevin es muy querible. Intentaré que no
descubran la verdad.
Una cuenta como la suya supone mucho trabajo y tiempo. ¿Qué objetivos
tiene para que le compense mantener a Gerardo Tecé?
Pues siempre me lo
dicen, pero no te creas. No es ni tanto tiempo ni tanto esfuerzo. Yo es que
twitter lo uso como herramienta de información. Ahí sigo a muchas cuentas de
medios de comunicación de todo tipo, periodistas, etc. Y entre que me informo y
no, voy haciendo mi interpretación de lo que me interesa en mi cuenta. Es un
poco como leer el periódico desayunando, y entre traguito y traguito de café,
ir comentando en alto “cómo está el mundo, por dios”. Y objetivos no tengo
ninguno. Es cierto que la cuenta en twitter me ha servido para, además de
conocer a muchísima gente interesante, que me salgan algunos proyectos y cosas
de trabajo. En ese sentido me ha venido genial y a ver si hay suerte y me
siguen saliendo cosas.
Para terminar me gustaría que me dijera su opinión sobre el límite del
poder de influencia de las redes sociales.
Es una pregunta
muy buena. Pienso que las redes sociales son, además de una manera de
comunicarnos, un medio de comunicación. No un medio de comunicación en el
sentido formal, pero sí en el sentido funcional. Así que, como medio de
comunicación hay que juzgarlas cuando ejercen de ello. Y como medio de
comunicación tiene defectos y virtudes. Y creo que sus defectos son sus
virtudes. Me explico para que mesentienda.
Los medios tradicionales tienen un control, unos dueños, y responden a
objetivos. Por tanto, la información que te van a trasladar va a ser muy
profesional en el sentido de que va a llegar muy bien empaquetada. La realidad
te viene ya montada por ellos. Sin embargo, en las redes te vas a encontrar,
como en el Ikea, las piezas de la realidad sueltas. Eso es una putada porque hay
que saber montarlas y tener ganas de hacerlo, pero al final estás participando
en el proceso de información siendo tu propio editor.
Y su límite está
donde queramos poner el límite a la confianza que tengamos en nuestro propio
criterio, como receptores y como emisores de información. Yo, personalmente, y
poniendo como ejemplo mi cuenta en twitter, te reconozco que he cambiado desde
que el número de lectores empezó a hacerse mayor. Ahora, si enlazo una
información u opino sobre algo, soy mucho más estricto que antes. No se me
ocurriría (igual algún día cometo el error, pero intentaré que no pase) enlazar
alguna información que me generara dudas, ya venga de un medio de comunicación
con el que me identifique ideológicamente o no. Todo me lo leo, lo contrasto
con otros medios, y cuando veo que es potable, me atrevo a lanzarlo. Resumiendo
creo que el límite de poder lo marca eso, la confianza.
Muchas gracias por contestarnos.
Muchas gracias a
vosotros, muy amables. ¡Un saludo y suerte!